Mira a tu alrededor ¿qué ves? Ya te lo digo yo, nada.
Ahora frena, quítate los cascos, deja de mirar una pantalla ¿qué ves ahora?
Gente riéndose, gente llorando, bonitas parejas cogidas de la mano, niños que corren a la salida de la escuela...
Siéntate y piensa, piensa en toda la gente que puedes llegar a ver en un solo día, piensa en la de cosas que pueden pasar en este, para bien o para mal, puedes reír o llorar.
Justo cuándo pienses en sonrisas y en lágrimas, justo ahí, pasará por tu cabeza esa sonrisa que luce con el sol, esos ojos brillantes que tanto te gusta mirar; esas imágenes te llevarán a una persona, una persona por la que estarías dispuesto a darlo todo por verla sonreír.
Harías mil y una niñerías, la intentarías sorprender por mucho que se lo espere, secarías sus lágrimas de tristeza o felicidad, le tenderías tu mano si se encuentra perdida o simplemente para seguir un camino; en definitiva, le entregarías tu corazón.
Cuando piensas en esa persona sientes amor, pero no como quieres a mamá o a papá, amor de amor, de ese te pone los pelos de punta, que te hace llorar de felicidad cuando recordáis juntos momentos bonitos, que emociona cuando se ven fotos, que después de un mal día solo quieras escuchar un : "todo saldrá bien, yo estoy aquí contigo" y que te hace sentir un abrazo, pero un abrazo de cariño y ternura.
Después de esto, pon los pies otra vez en la tierra, corre al lado de esa persona, no pongas escusas, por muy enfadada que esté querrá verte y recibir un enorme abrazo, por muy feliz que sea a tu lado lucha por ella cada día.
Y es que decimos te quiero al despedirnos o después de un silencio ¿porque no gritar que sientes amor?
Corre y grítaselo, ponte en su oreja como cuando quieres contarle un secreto a tu mejor amigo, y susurrale muy bajito un "te quiero". Y dirás que he dicho al mundo, pero esa persona es tu mundo, no está de más que se entere.
PD: para mí, tú eres mi mundo.
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