viernes, 19 de junio de 2015

Una pausa tras una chocolatina

No puedo más. Tenía que pararme a escribir, sacar todo lo que tenía dentro y romper a llorar. Necesitaba saber lo que era el arrepentimiento y darme cuenta de las cosas que perdí sin saber que las tenía. Pero¿cómo pude estar tan ciega? ¿cómo llegue a equivocarme así?
Tener una venda en los ojos que solo me permitía ver que el fondo del pozo cada vez estaba más y más cerca, venda que no me dejaba ver que podíamos agarrarnos y juntos volver a estar arriba. Quizá no quería llegar arriba, no sin dejar en el fondo todas las piedras que cayeron en mi bolsillo antes de encontrarnos tú y yo. Un camino antes de nosotros del que creí haber aprendido y del que creí haber salido más fuerte, pero que sin embargo, solo me enseñó lo que cada persona con su corazón y sus palabras es capaz de hacer, no me hizo mas fuerte, pues no fue un camino de pesas y no aprendí a posar las piedras como los demás hacían, pues las piedras pudieron conmigo.
Y bueno todo el mundo se equivoca, pues está lo de quien tiene boca se equivoca, pero mas que boca es tener cabeza y corazón, pues pocas veces son capaces de ponerse de acuerdo llevándote así al fondo, añadiendo simplemente un peso que desequilibra todo.
Y bueno acabo de vaciar mis bolsillos, sacando ese corazón lleno de tiritas que alguien puso destapando el suyo y que ahora mismo las necesita, al menos para una pizca de luz en su sonrisa.
Y al final no me queda nada, como en el fondo del pozo, no hay luz. Aunque me queda algo tengo dos caminos, puedo rendirte y quedarme durmiendo a oscuras o puedo levantarte y luchar por eso que algún día me llevo arriba, pues esta vez mente y corazón están de acuerdo, la esperanza los une. Y tras las esperanza solo puede haber luz, ya sea un sol o una estrellita, pero todo esfuerzo tiene su recompensa.
En mi mano está quedarme dormida sin saber cuando despertaré o quitarme esa venda que me impide ver la luz tan brillante que me espera arriba si consigo eso que dicen de escuchar a mi patata.

¿Y ahora que?

¿Y ahora qué ? Pensamos al cerrar los ojos.
Hoy algo no está como ayer, algo ha cambiado, para bien o para mal, pero nos encontramos en una situación extraña. Esa situación extraña puede provocar miedo, superación, alegría o tristeza; pues una veces tú decidirás el cambio y otras decidirán por ti.
Puedes cambiar algo bueno por algo que crees que podrá ser mejor, sin darte cuenta de todo lo que tienes; también puedes cambiar algo que crees lo peor y que resulte ser lo mejor que jamás hayas tenido.  Pero un cambio es un cambio y entonces...
¿Ahora que? Sea el cambio que sea sigue adelante, si decidiste tú el cambio, haya salido bien o mal siéntete orgulloso, pues te has sido fiel, sabes escucharte y has buscado lo que te hacia feliz; claro que todo eso son objetivos que persigues tras un cambio, y nadie tiene la perfección para las cosas. Si tú no has elegido el cambio, afrontalo; si quieres que sea como era afrontalo y lucha para que vuelva todo a su lugar; pero eh, parate a pensar, quizá ese cambio sea mejor y solo sea un pasito adelante en ese camino al que llaman experiencia.
Y es verdad, la experiencia no sirve para nada, pues las situaciones y los cambios podrán ser muy parecidos, pero nunca idénticos.
¿ Y ahora qué ? Pensamos justo antes de abrir los ojos. Ahora toca poner los pies en el suelo y luchar, luchar por eso a lo que llaman vida, vida que si no tuviese charcos y baldosas levantadas, sería demasiado aburrida.
Hoy toca cambiar esa lágrima por una sonrisa y sonreirle al sol, pues por un día podemos cambiarnos los papeles y ser el mismísimo sol.